Charla: Daniela Mariuzzo y Ricardo Arioli conversan sobre la reputación, los compromisos y las perspectivas del sector agropecuario
Daniela Mariuzzo, directora de IDH Brasil y del Programa de Paisajes Sostenibles en América Latina, conversó con Ricardo Arioli sobre el actual momento y las perspectivas para el futuro del sector del agro.
Ricardo Arioli Silva es ingeniero agrónomo y productor de soja, maíz, girasol y ganado de engorde, en un sistema de integración agrícola-ganadera, en el municipio de Campo Novo do Parecis-MT, desde 1987. Ya ha liderado diversos proyectos relacionados a la sostenibilidad, ha dado conferencias en las Conferencias Mundiales sobre Clima (COP) y ha estado al frente de Entidades y Asociaciones de Productores. En su trayectoria cuenta con conquistas como los Memorándums de Entendimiento firmados por la Asociación de Productores de Soja y Maíz del Estado De Mato Grosso (Aprosoja) con chinos y europeos, bajo los que se reconoció el Programa Soja Plus como el pasaporte de la soja sostenible hacia esos mercados. Actualmente, por indicación de la Federación de Agricultura y Ganadería del Estado de Mato Grosso (Famato), ocupa el cargo de presidente de la Comisión de Cereales, Fibras y Oleaginosas en la Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA).
¡A continuación, los principales puntos de la charla!
DM: ¿Cómo evalúa el actual momento del agro brasileño en términos de reputación interna y externa?
RA: Depende mucho de quién lo evalúa. Muchos mercados que no atendíamos han encontrado en Brasil a un proveedor confiable de varios productos durante la pandemia y eso, ciertamente, favorece los productos brasileños a medio y a largo plazo. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, el sentimiento de los productores es que existe una presión exagerada de algunas ONG, no de los mercados, sobre nuestra producción. A pesar de tener una de las leyes más restrictivas del mundo, en términos de preservación ambiental dentro de las propiedades, cualquier problema ambiental que ocurra, incluso lejos de los productores, termina reflejándose en amenazas de restricciones de compras. Todos los años en la época de sequía hay incendios en el Amazonia y en el Pantanal. Como también hay incendios Forestales en California, en Europa y en Australia, por ejemplo. Si hay incendios provocados con el propósito de una deforestación ilegal, eso tiene que ser penalizado. Los productores no acostumbran a quemar nada en las propiedades. Quemar los pastos de una propiedad ganadera, justamente en la estación seca, es pérdida segura. Quemar la paja acumulada durante varios años de siembra directa en una finca, también genera pérdida. Entonces, es difícil entender y aceptar el motivo por el que la soja y la carne tienen que sufrir restricciones de mercado debido a ilegalidades que no practicamos. Esos ataques internacionales constantes a la reputación del Agro Brasileño no tienen sentido. Van a acabar penalizado a quien está haciendo las cosas bien.
DM: Con relación a esa comunicación, ¿usted considera que el ambiente está muy crítico o cree que hay espacio para una agenda positiva?
RA: Siempre hay espacio para una Agenda Positiva. Veo un inmenso protagonismo de las ONG en levantar sospechas y llevar hechos despectivos para la agricultura brasileña en el exterior. No veo el mismo empeño cuando se trata de contar el sinnúmero de acciones positivas que hemos hecho durante los últimos años en protección ambiental y producción sostenible. Esta forma de actuar aleja a los productores de las agendas ambientales que vienen de afuera, de manera forzada y sin mucho conocimiento sobre el agro de Brasil. Con los productores fuera de la mesa de negociaciones y de las acciones propuestas, incluso las bien intencionadas, los resultados se hacen más difíciles de obtener. Los diversos "stakeholders" tiran hacia lados diferentes, sin resultados. Yo he dicho que los productores brasileños están entre los poquísimos que han hecho alguna cosa diferente y positiva para defender el medio ambiente en el mundo. Aceptamos un Nuevo Código Forestal, que obliga al mantenimiento de áreas de protección ambiental privadas, dentro de las propiedades, a costa de los productores. Estamos desarrollando la siembra directa, el segundo cultivo y la integración de la ganadería y la silvicultura. Son muchas cosas, comparándolo con otros productores del mundo. O sea, tenemos nuestras propias agendas positivas. Para volver a las Agendas Positivas Multistakeholders, necesitaremos en primer lugar que los demás interesados dejen de lado ese tono acusador de lado y comiencen una fase de reconocimiento de nuestros esfuerzos. De esta forma, podremos trabajar juntos nuevamente.
DM: ¿Usted cree que el sector de la soja ha acompañado/respondido adecuadamente a los desafíos que los mercados consumidores han demandado en los últimos años?
RA: Absolutamente. La soja producida en Brasil es una de las más sostenibles del mundo. Usamos tecnologías de última generación, muchas de ellas desarrolladas aquí mismo, en Brasil, para nuestro clima tropical. Tenemos las Reservas Legales y Áreas de Preservación Permanente como reservas de carbono, protección a la biodiversidad y a las aguas. Usamos la gestión integrada de plagas, que reduce considerablemente las aplicaciones de los defensivos. Brasil es campeón mundial en el reciclaje de envases de agroquímicos, con más del 90% de los envases triplemente lavados y devueltos a los centros de recolección. Mato Grosso es el campeón brasileño. Usamos la siembra directa, la sucesión de cultivos y la cobertura de suelos. Estamos empezando a usar biopesticidas, algunos producidos On Farm. Utilizamos la inoculación y la co-inoculación, lo que reduce el uso de fertilizantes de nitrógeno, uno de los mayores generadores de gases de efecto invernadero. La Integración Cultivo-Ganadería lleva el ganado a las propiedades productoras de granos, donde son sacrificados, en la época de seca, reduciendo el tiempo de engorde y evitando la necesidad de abrir nuevas áreas para la ganadería. Las fincas están entendiendo y cumpliendo cada vez más las casi 300 reglas de salud y seguridad en el trabajo. Las usinas de etanol de maíz, que están siendo construidas en Mato Grosso y en otros estados del Centro Oeste, usan el maíz producido en la segunda cosecha, plantado después de la soja y van a necesitar los bosques plantados para generar la energía que usan en sus operaciones.
DM: Según su opinión, ¿qué es cada vez más urgente en este sector en términos de desafíos a vencer y compromisos a asumir?
RA: El mayor desafío, en mi opinión, es mantener la rentabilidad de los productores, para que puedan continuar invirtiendo en sostenibilidad. Con la crisis mundial producida por esta pandemia, muchos gobiernos están pasando por dificultades y miran al agro como fuente de cobro de más impuestos. Eso sería un error, puesto que además de reducir nuestra competitividad, el impuesto se transforma en costo y termina en la góndola del supermercado, en el bolsillo del consumidor. El precio más alto, reduce el consumo. Si el consumo se reduce, disminuye la recaudación. Es un espiral negativo. Tenemos que pensar en un espiral positivo. Una alícuota de impuestos menores sobre los productos primarios genera productos más baratos y un aumento en el consumo. Aumenta el poder de compra de los salarios, sin tener que aumentar los salarios. A mayor consumo, mayor recaudación. Eso es muy básico, pero muchos gobernantes no lo entienden así y se ven seducidos por tomar el falso “atajo” del aumento de la carga tributaria.
DM: Hablando en mejorar la relación entre la sostenibilidad y la renta, ¿el productor todavía cree en Pago por Servicios Ambientales? ¿De qué forma este asunto está siendo tratado dentro de CNA?
RA: Está siendo difícil creer en PSA. Es como el caviar, en la canción de Zeca Pagodinho: Nunca vi, ni comí, yo solo escucho hablar. Brasil está preparado para cualquiera que sea el criterio y la medición necesarios para recibir estos pagos. Mato Grosso, por ejemplo, ya ha evitado mil millones de toneladas de carbono de deforestación, el REDD, certificados por el Ministerio de Medio Ambiente, esperando compradores, que nunca aparecen. Tenemos una matriz energética bien sostenible, con hidroeléctricas en lugar de carbón. Tenemos los biocombustibles, el etanol de caña y ahora el de maíz. Tenemos las Reservas Legales y las Áreas de Preservación Permanentes. Nada de todo ello es reconocido. Creo que las iniciativas nacionales, como el Renovabio, serán el mercado con el que tendremos que conformarnos. Otra esperanza de PSA, que sería indirecta, podría ser la llegada de esos Fondos Verdes, con tasas de interés reducidas, con base en activos ambientales.
DM: Sobre Mato Grosso, hay una estrategia a largo plazo multisectorial, con metas para producción, conservación e inclusión. ¿Cómo evalúa el impacto de esa agenda en el desarrollo del estado?
RA: La Agenda del PCI ha sido muy bien construida. Sin embargo, la falta de esos recursos para los Pagos por Servicios Ambientales acaba trabando el desarrollo de esta agenda. Los valores para destinar a proyectos son ínfimos con relación a los potenciales del estado. Estamos siempre a la espera de recursos más importantes, provenientes de los países que quieren contribuir con la preservación. Pero, parece que esta es una agenda de conversaciones interminables y de aplazamientos. Ahora, con la crisis mundial provocada por la pandemia, creo que el PSA y las contribuciones voluntarias para el PCI serán mucho más difíciles.